miércoles, 1 de agosto de 2012

Música clásica siglo XIX



Giuseppe Verdi 
16 de Junio de 1863 - 29 de julio de 1898
Giuseppe Verdi
Giuseppe Verdi es la figura cumbre de la opera en Italia y uno de los más altos exponentes del canto lírico mundial. Hijo de Carlos Verdi y Luisa Uttini. Nació en un pueblo de Parma llamado Roncale en la Italia de 1813. Desde niño fue poseedor de una gran vocación y talento musical, estudió en la Escuela de Música de Bussatto, para luego tomar lecciones de manera particular con el Director de La Scala de Milan especializandose en la técnica de escritura musical. Dirige "La Creación" de Haydn y obtiene el cargo de Director de La Escuela de Música de Bussato.
Escribe su primera opera "Oberto Comte di San Bonifacio" y se casa con Margarita Barezzi con quíen tiene dos hijos. En Milán interesa a la famosa soprano Josefina Strepponi con su obra obteniendo un contrato con el empresario de La Scala para componer dos operas cómicas y una seria pero la desgracia se ensaña en él, al morir primero su hija Virginia y luego su esposa Margarita.
  • Compone " Un dia de reinado" y " Nabucodonosor" esta última posteriormente pasa a llamarse "Nabuco". Convirtiendose luego en el músico más popular de Italia, comienza la sucesión de grandes éxitos: "Ernani" de Victor Hugo, "Juana de Arco", "Atila" y "Macbeth" en la Giuseppe Verdi
    cual invierte un año de intenso trabajo.
Realiza temporadas de opera en Londres y París componiendo operas de trascendencia tales como "El Trovador" y "La Traviata" en 1853 obras de un mediano éxito en su época y que luego se convirtieron en clásicos del género. Verdi podria llamarse un superproductor de operas, un compositor de gran talla que compuso para la posteridad obras sublimes del bel canto. Sus obras oscilaron entre la ovación y el fracaso con obras tales como "Las vísperas sicilianas" y la "Fuerza del destino". Con motivo de la inauguración del Teatro Kedival de El Cairo estrena en diciembre de 1871 la opera "Aída" con una excelente respuesta del público y la crítica, la cual se presentó luego en Milán en 1872.
ESQUEMA
GENERAL
  • Biografía detallada
  • Obras de G. Verdi
  • Biografía detallada
    Biografía de Verdi
    Fecha de Nacimiento: 9 o 10 de octubre de 1813 en Roncole
    Fecha de Muerte: 27 de enero de 1901 en Milán
    Nacionalidad: Italiano
    Período: Romántico
    Giuseppe Verdi vivió entre 1813 y 1901. Sus
    primeros estudios los realizó con diversos maestros
    de su pueblo natal, Le Roncole, y de una localidad
    cercana, Busseto. Luego, se trasladó a Milán y
    postuló al Conservatorio.Al ser rechazado por
    carecer de una enseñanza musical sólida, decidió
    continuar sus estudios en forma privada. Dos años
    después retornó a Busseto para ocupar un puesto
    de maestro de música y, en 1836, contrajo
    matrimonio con Margarita Barezzi, de quien tuvo
    dos hijos. Por esa época compuso su primera
    ópera, Oberto, la que estrenó en 1839 en La Scala,
    logrando un suceso considerable. Este éxito motivó
    al empresario Bartolomeo Merelli, a encargarle tres
    nuevas obras. Mientras componía la primera de
    ellas, titulada Un Giorno di Regno, Verdi sufrió la
    muerte de su esposa, tragedia que se sumó a las
    anteriores muertes de sus dos hijos, entre 1838 y
    1840.
    Estos hechos afectaron notoriamente la creación
    del trabajo que, por tratarse de una ópera bufa, no
    pudo tener el carácter adecuado y su estreno fue
    todo un fracaso. Aunque el músico no deseaba
    continuar componiendo, el empresario le impulsó a
    retomar su labor y le mostró un libreto de
    Temistocle Solera. Atraído por el texto, Verdi
    concibió su primer gran éxito, Nabucco, cuyo
    estreno en La Scala, en 1842, tuvo un suceso sin
    precedentes. Este éxito se repitió en La Scala en
    1843 con su siguiente ópera, Los Lombardos, cuyo
    libreto también era de Solera. Tal suceso se debió,
    en primera instancia, al profundo sentido de
    identidad nacional que ambas óperas promovían.
    Verdi se convirtió en un símbolo de la resistencia
    italiana al dominio austriaco y, siendo un ferviente
    patriota, supo formular un estilo con el que su
    pueblo se identificó plena e inmediatamente.
    A diferencia de Nabucco y Los Lombardos, que
    todavía reflejan la influencia de Rossini, la
    siguiente creación de Verdi, llamada Ernani, dio el
    primer paso hacia la obtención de una identidad
    creativa y un intento por renovar las estructuras
    operísticas convencionales. Ernani fue compuesta
    para Venecia en 1844 utilizando un libreto de
    Francesco Maria Piave basado en la obra homónima
    de Victor Hugo.
    Su estreno fue otro gran triunfo para Verdi y
    rápidamente alcanzó todos los teatros italianos;
    casi al mismo tiempo obtuvo un éxito considerable
    en el resto de Europa, con la excepción de Francia,
    donde Víctor Hugo se opuso a su representación.
    Sólo en 1846, con un título diferente y habiéndose
    dado otra nacionalidad a sus personajes, la ópera
    pudo presentarse en la capital francesa. El suceso
    de Ernani atrajo numerosos encargos de diferentes
    teatros de Venecia, Nápoles, Roma y Florencia. En
    los siguientes tres años compuso cuatro obras (Los
    dos Foscari, Juana de Arco, Alzira y Atila) que
    tuvieron un suceso relativo y no tan significativo
    como el de la ópera que se estrenó en 1847 en el
    teatro florentino La Pergola, Macbeth. Esta creación
    marca dos hitos significativos en la evolución de
    Verdi: por un lado, se trata de su primera
    realización basada en una obra de Shakespeare y,
    por otro lado, permite apreciar la dirección que
    tomar su trabajo; ya cansado de batallas, soldados
    y tropas furiosas, el compositor comenzaría a
    preocuparse del "estudio del alma", centrando su
    interés en una sicología más profunda de sus
    personajes e intentando subordinar tanto el canto
    como la orquestación a las situaciones y a las
    tensiones de la trama.
    No obstante, de las cuatro obras que siguieron a
    Macbeth, sólo Luisa Miller logra continuar el estilo
    iniciado por esa obra. A pesar de mantener la
    forma operística tradicional, su partitura logra
    superar las convenciones y ocupa una posición
    central en la creación verdiana, marcando el final
    de su primera etapa artística.
    Después de Luisa Miller, Verdi sufrió el peor
    fracaso de su carrera con la ópera Stiffelio, un error
    que fue corregido, por así decirlo, con uno de sus
    mayores éxitos, Rigoletto, estrenada en 1851. Para
    su libreto, Francesco Maria Piave se basó en la
    obra teatral El Rey se divierte, de Victor Hugo, que
    había tenido en Francia algunos choques con la
    censura, opuesta a presentar en escena a un rey
    en situación libertina.
    Por motivos similares, la ópera de Verdi llamó la
    atención del gobierno militar de Venecia, que no
    quería dar su beneplácito a tal equívoco. Se
    hicieron negociaciones y se convino en que los
    personajes históricos dejaran sus puestos a otros
    imaginarios. Con Rigoletto, sin ser del todo una
    ópera revolucionaria, Verdi puso en tela de juicio la
    noción académica y convencional del género,
    mostrando audacia antes que vanguardia. Su
    estreno en La Fenice se transformó en un triunfo
    sin precedentes que concedió al músico un
    renombre internacional y lo impuso de manera
    definitiva en el mundo artístico como un renovador
    de la ópera.
    Siguieron dos obras igualmente trascendentales, El
    Trovador y La Traviata, las que a pesar de estar
    aún basadas en las formas del antiguo drama
    italiano, su lenguaje y diversidad expresiva otorgan
    al canto un nuevo significado, dejando a los
    sentimientos el lugar que, hasta entonces, era
    ocupado por los efectos vocales artificiosos y
    vacíos. Por ello, muchos críticos deploraron a Verdi
    al verlo tan decidido a deshacer las tradiciones,
    pero fue el público quien premió su labor acogiendo
    con enorme entusiasmo estas tres óperas, sin
    duda, las más populares del compositor.
    Durante los años en que nacieron Rigoletto, El
    Trovador y La Traviata, el músico estaba viviendo
    con una soprano llamada Giuseppina Strepponi,
    quien era reconocida como una de las cantantes
    italianas más importantes y había participado en
    algunas de sus óperas. Ambos tenían una relación
    amorosa bastante liberal que originó muchas
    polémicas, e incluso escándalos, sobretodo
    después que en 1848 comenzaron a convivir; Verdi
    replicó con dureza a las críticas y, a la vez, sintió
    como un deber demostrar públicamente sus
    sentimientos a Giuseppina, encontrando en la
    ópera el medio perfecto para ello. La Dama de las
    Camelias le ofreció un asunto muy cercano a su
    propia situación y encargó a Francesco Maria Piave
    la confección del libreto basado en la novela de
    Dumas.
    Bajo el título de "La Traviata", compuso uno de los
    trabajos más ricos y perfectos, en todo el teatro
    romántico, respecto a la penetración psicológica de
    los personajes y a la naturalidad con la que se
    suceden sus escenas. Tal como sucedió con la
    novela francesa, la ópera recibió muchas críticas,
    ya que no estaba en la moralidad de la época que
    una prostituta se sacrificara por amor y, menos
    aún, que apareciera como víctima de la sociedad. Y
    si de contenido se trata, sobre El Trovador habría
    que hacer también un alcance. Su libreto es un
    verdadero modelo de confusión, con una intriga
    inexplicable y un desarrollo de caracteres
    totalmente nulo. Sin embargo, no fue la primera
    vez que Verdi siguió las situaciones en función de
    su dramatismo, sin fijarse en la articulación lógica
    de ellas ni en su progresión; muchos de los libretos
    que utilizaba tenían un escaso valor literario y el
    gran mérito de Verdi fue abordarlos con fragmentos
    musicales inolvidables que nos hacen olvidar lo
    mediocre y convencional de aquellos textos.
    Después de componer Rigoletto, El Trovador y La
    Traviata, Giuseppe Verdi comenzó a variar su
    estilo; sus obras cobraron mayor amplitud y
    sonoridad, transformándose en partituras más
    extensas y ambiciosas. El primer paso hacia estas
    nuevas proporciones fue dado por Las vísperas
    sicilianas, estrenada en París en 1855 con gran
    éxito; aunque en Italia tropezó, al principio, con
    objeciones de la censura, esta ópera logró un
    suceso similar, después que casi toda la península
    recobró su independencia política.
    Distinto fue el caso de Simón Boccanegra., ópera
    estrenada en La Fenice en 1857 y que, tal como le
    había sucedido a La Traviata cuatro años antes,
    tuvo un memorable fracaso. Este vez, sin embargo,
    se debió a su libreto, confuso y desordenado, el
    que provocó su fiasco. No obstante, algunos
    reconocieron ciertos elementos novedosos en la
    obra y Verdi, consciente de sus defectos y
    cualidades, decidió arreglarla dos décadas más
    tarde, utilizando un nuevo libreto redactado por
    Boito. Pocos meses después del estreno de Simón
    Boccanegra, Giuseppe Verdi se dedicó a producir
    una versión revisada de Stiffelio, titulada Aroldo, y
    a negociar con el teatro San Carlo de Nápoles la
    representación de una nueva ópera. El libreto
    elegido se basaba en uno de Scribe sobre el
    asesinato del rey Gustavo III de Suecia en 1792,
    pero la censura napolitana no autorizó el proyecto,
    debido a que trataba un asunto histórico. Sabiendo
    que la censura romana era mucho más flexible y
    conciliadora, Verdi aceptó el ofrecimiento de un
    empresario de Roma para montar la ópera en el
    Apolo, aunque tuvo que trasladar la escena de la
    obra de Estocolmo a Boston y transformar al
    monarca en conde.
    A pesar de todas estas dificultades, Un Baile de
    Máscaras logró un suceso memorable y desde su
    estreno, en febrero de 1859, se convirtió en una de
    las creaciones más finas de Verdi. En ella el
    compositor desarrolla una renovada concepción del
    drama musical: primero, al asociar un elemento
    cómico que acusa la verdad humana de la acción;
    segundo, al otorgar mayor unidad temática, y
    tercero, al confiar a los instrumentos roles
    expresivos que los mezclan de manera individual a
    la trama, dando m s colorido y variedad a la
    partitura.
    La triunfal acogida que tuvo Un Baile de Máscaras
    se debió, en gran parte, al clima de extremo
    patriotismo que por entonces existía en la
    península; pocos meses después de su estreno,
    Italia llegó a un punto crucial de su lucha por la
    unificación, la que, finalmente, logró entre 1860 y
    1861. Verdi quiso tomar parte efectiva en los
    asuntos políticos y pasó algunos meses en el
    Parlamento. Luego retomó su labor creativa y
    compuso una obra para el Teatro Imperial de San
    Petersburgo, titulada La Fuerza del Destino, cuyo
    estreno se efectuó en noviembre de 1862. Aunque
    tuvo éxito, Verdi no quedó muy contento con la
    obra y tiempo después la revisó, alterando el orden
    de las escenas, omitiendo algunas partes y
    agregando la obertura que hoy posee.
    Durante los años que siguieron al estreno de La
    Fuerza del Destino en San Petersburgo, Giuseppe
    Verdi efectuó varios viajes por Europa. Con ocasión
    de una corta visita a París el músico recibió un
    encargo: componer una ópera para la Exposición
    Universal de 1867. Se tituló Don Carlos y fue
    estrenada con moderado éxito en la Opera de
    París, debido a que no era una obra fácil, aún
    cuando posee todos los temas predilectos de
    Verdi: la patria, el amor, la libertad y la amistad.
    Las diferentes corrientes que la recorren, una
    longitud desacostumbrada y un desarrollo
    simultáneo de los elementos que conforman la
    acción, la transforman en una ópera bastante
    confusa y compleja. Sin embargo, Don Carlos es
    una creación importante y abre un nuevo camino en
    la evolución estilística del compositor.
    Inmediatamente después del estreno de Don
    Carlos, el director de la Academia Imperial de
    Música propuso a Verdi la composición de una
    nueva obra para la reapertura de la Opera de París.
    El maestro declinó la oferta y retornó a su país; en
    los siguientes años su creación disminuyó en
    cantidad pero se enriqueció con partituras
    logradísimas. Esta última etapa, influida
    directamente por Don Carlos, representa tanto la
    síntesis del estilo verdiano, como la suma y el
    resultado de tres siglos de arte lírico italiano.
    El primer trabajo de este periodo fue comisionado
    por el gobierno egipcio para las festividades
    organizadas con motivo de la inauguración del
    Canal de Suez; habían pasado cuatro años desde la
    creación de Don Carlos, el mundo musical cambiaba
    rápidamente y, sin embargo, Verdi sorprendía,
    nuevamente, con una grandiosa composición, Aída.
    La ópera no pudo ser presentada en la ocasión
    prevista y tuvo que esperar hasta diciembre de
    1871 para su estreno; tanto esta representación,
    como aquella que le siguieron, lograron un suceso
    enorme, demostrando que el maestro había
    alcanzado la plena realización de su arte.
    Los sentimientos patriotas de Verdi encontraron
    una nueva expresión en el Réquiem que compuso
    en 1874 para Alejandro Manzoni, un poeta que
    había jugado un rol importante en el periodo del
    "Risorgimento". Para comenzar la composición
    Verdi empleó un Libera Me que había escrito para
    una obra colectiva realizada tras la muerte de
    Rossini en 1868. El resto de la partitura fue
    tomando un carácter grandioso y lírico que, al
    momento de ser estrenada, fue criticada como
    excesivamente teatral, y aún hoy en día no faltan
    quienes se sienten incómodos debido a su
    dramatismo tan explícito, el cual sugiere más a
    una ópera que una experiencia religiosa.
    El arte y la personalidad de Verdi marcaron
    profundamente este Réquiem que, sin evocar
    problemas precisos de orden religioso, o incluso
    metafísico, revelan la espiritualidad del compositor
    al adquirir la verdadera conciencia de su condición
    humana.
    Después de componer este Réquiem pasaron 14
    años antes de la aparición de la siguiente obra
    importante de Verdi. Aunque continuaba siendo
    una figura central en la música italiana y
    participaba activamente en la política de un país
    que, por fin, podía gozar de la anhelada
    unificación, se pensó que Verdi había dejado de
    crear. Sin embargo, Arrigo Boito, libretista y
    compositor, lo entusiasmó con un nuevo y
    ambicioso proyecto, basado en el Otello de
    Shakespeare. Tres años demoró Verdi en la
    realización de esta ópera, a cuyo estreno, en La
    Scala, asistió numeroso público conformado por
    personalidades oficiales, editores, críticos,
    compositores, empresarios y periodistas. A los 74
    años, el afamado maestro reveló al mundo la más
    grande de todas sus óperas trágicas, una sublime
    creación que fusiona perfectamente la palabra, la
    acción y la música. Verdi contó con el mejor libreto
    que nunca antes se le ofreciera, y volcó en el una
    combinación de drama, éxtasis y compasión sin
    precedentes ni siquiera en su propia obra.
    Con todas sus innovaciones, Otello es una
    continuación lógica de la evolución del estilo
    verdiano desde Nabucco hasta Aída. Fue su última
    ópera, Falstaff, la que sí constituyó un verdadero
    quiebre y una absoluta novedad. Esta comedia era
    la más ligera, fina y alegre que la música italiana
    había presenciado durante todo el siglo, mostrando
    una combinación muy diferente de música y poesía,
    donde todo es sutil, dinámico y desbordante de
    humor. Así lo entendió aquel público que la acogió,
    con una tormenta de aplausos, al momento de su
    estreno en La Scala, en febrero de 1883. Aunque
    todavía le quedaban algunos años de vida, Verdi se
    despidió con esta gran obra de la creación lírica...
    Falleció el 27 de enero de 1901...
    Obras Completas
    Obras Operísticas
    • Un Giorno di Regno (5th September 1840; Teatro alla Scala, Milan) (Il Finto Stanislao)
    • Nabucco (9th March 1842; Teatro alla Scala, Milan)
    • I Lombardi alla Prima Crociata (11th February 1843; Teatro alla Scala, Milan)
    • Ernani (9th March 1844; Teatro la Fenice, Venice)
    • I Due Foscari (3rd November 1844; Teatro Argentina, Rome)
    • Giovanna d'Arco (15th February 1845; Teatro alla Scala, Milan)
    • Alzira (12th August 1845; Teatro San Carlo, Naples
    • Attila (17th March 1846; Teatro la Fenice, Venice)
    • Macbeth (14th March 1847; Teatro della Pergola, Florence)
    • I Masnadieri (22nd July 1847; Her Majesty's Theatre, London)
    • Jérusalem (26th November 1847; Académie Royale de Musique, Paris)
    • Il Corsaro (25th October 1848; Teatro Grande, Trieste)
    • La Battaglia di Legnano (27th January 1849; Teatro Argentina, Rome)
    • Luisa Miller (8th December 1849; Teatro San Carlo, Naples)
    • Stiffelio (16th November 1850; Teatro Grande, Trieste)
    • Rigoletto (11th March 1850; Teatro la Fenice, Venice)
    • Il Trovatore (19th January 1853; Teatro Apollo, Rome)
    • La Traviata (6th March 1853; Teatro la Fenice, Venice)
    • Les Vêpres Siciliennes (13th June 1855; Académie Impériale de Musique, Paris)
    • Simon Boccanegra (12th March 1857; Teatro la Fenice, Venice)
    • Aroldo (16th August 1857; Teatro Nuovo, Rimini)
    • Un Ballo in maschera (17th February 1859; Teatro Apollo, Rome)
    • La Forza del destino (10th November 1862; Bolshoi Theatre, St. Petersburg)
    • Don Carlos (11th March 1867; Académie Impériale de Musique, Paris)
    • Aida (24th December 1871; Opera House, Cairo)
    • Otello (5th February 1887; Teatro alla Scala, Milan)
    • Falstaff (9 February 1893; Teatro alla Scala, Milan)
    • Obras No Operáticas
    • Inno delle Nazioni (1862)
    • Cuarteto de Cuerdas en Re Menor (1873)
    • Missa da Requiem (1874)
    • Cuatro Piezas Sacras (1889 - 1898)

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